Conoce usted el Mal del Cemento ?...

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Enviado por Oscar~Alba on Mayo 16, 2001 at 02:19:00:

En respuesta a: El mal del sauce: ¿mito o realidad?

enviado por Ariel Laila

el Mayo 15, 2001 at 23:00:24:

...pues si lo conoce, o lo que es peor, lo padece, tiene usted solucionado el cincuenta por ciento de su duda.

El Mal del Cemento se podría definir, como la

constricción al trabajo, el que sea, le guste o no.

¿Sabia usted, que en promedio, ni siquiera los

campesinos de la Edad Media, o muchos esclavos de los siglos anteriores a la revolución industrial,

trabajaban tantas horas como nosotros?

No hablo de las condiciones de trabajo, o condiciones

para poder trabajar como alimento, horas de sueño o esparcimiento.

Los campesinos y esclavos morían como moscas.

Hablo de horas de trabajo, lisa y llanamente.

De no haber sido así, la famosa sociedad industrial,

del color que quiera, simplemente no existiría.

Hay una frase que define el Mal del Cemento que es:

“vivir para trabajar”.

Cuando lo correcto seria ”trabajar para vivir”.

Vivir para trabajar en aras de construir un “no se que

grande”, para “no se

quien”, que se lo supone grande también.

Aunque nos digan que somos nosotros mismos los

beneficiados, terminamos

corriendo y corriendo, sin saber a ciencia cierta

porque lo hacemos, menos hacia donde.

Para ilusionarnos “hacia donde y porque”, se encargaron de vendernos el consumismo.

El que no tiene no “es”.

Yo soy porque tengo, cuanto más tengo mas soy.

Entonces corro y corro atrás de esa zanahoria de tener para ser.

Pero “soy”...¿soy que?,

¿qué es ser?, dirá usted.

Creo que pocos lo saben a ciencia cierta.

Y los que se dan cuenta que no lo saben, y que menos

lo sabrán corriendo, tienen varias alternativas.

Chuparse continuamente, o aspirar cuanto cosa los

ponga en órbita, donde el problema es volver a aterrizar... en el mismo lugar.

Un lugar donde todo esta fuera de escala humana.

Los brutos rascacielos, las enormes autopistas, los barrios interminables.

Las cosas desorbitadas.

Ni hablar de las grandes verdades, las imperiosas

consignas, los machacados intereses de... no se que... y quien... y porque.

Aunque uno diga para disimular que si, que lo

entiende, que es comprensible.

Todo es mas importante que el pobre, pequeñito y

desvalido individuo.

La otra es rayarse, para ir a parar a un lugar donde

ya no se corre, llamado hospicio o clínica.

No se escapara de mirar el mismo lugar, pero lo ara

detrás de una reja que lo proteja.

Y lo mas sanito, mi amigo, es contraer el Mal del

Sauce...

O sea, dejar de correr, importando tres reverendos pomos lo que opinen los demás.

¿Y porque se lo padece mas en el monte, en el Delta?

Porque allí si, las cosas son a escala humana.

Las cosas del monte, el río, el hombre las conoce

desde que es tal.

Y si no las recuerda de tanto urbano pulido, al poco de andar le serán familiares, amigables, compañeras.

No, el mal del sauce no es un mito, el mito es que en esta sociedad nos deje realmente ser felices, o lo mas que se pueda.

Ser Yo, ser Nosotros.

Si, también en plural, se puede Ser.

Ojalá yo me animara a contraerlo del todo, apenas si

lo sufro un rato los fines de semana.

Cuando me voy al río, cuando me voy al monte.

Pdata.

Y ay! del pobre diablo que cree que tener es ser, es vivir,... y quedó fuera.

Quedó sin trabajo.

Ese simplemente no existe para los que “son”, aunque solo aspire a trabajar para comer.

Aparte de morirse de hambre, corre el riesgo de terminar creyéndose un nadie, un fantasma, un indeseable.

Alguien que no es.

No será humano, puede que salga a las calles,... a

matar o morir.

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