Punta Blanca, ese limite ficticio...

Enviado por Oscar~Alba on Julio 09, 2001 at 23:41:01:

Río de La Plata interno... y externo.

Hasta allí sí, mas allá no...

“Línea imaginaria que separa...., que va desde Punta Blanca hasta....”, dicen los libros.

¿Pero que cuernos es, realmente?

A cuento estoy de allí?

Veinte kilómetros de la escollera de la entrada al Puerto...

Y si me mando?

Me acuerdo de mi excursión a Quilmes... y me agarran chuchos de frío.

Ma´si, yo voy!!!

El sábado tenia todo preparado.

Al fb lo monte sobre el banco de carpintero en casa, el que voy a usar para reformar la Chata.

Le limpie las bujías, le cambie el aceite, le ajuste la tapa para que al vibrar no haga ruido.

Por ultimo, le revise concienzudamente la hélice, seguros, etc.

Lave el sonsillonca largo, y por primera ves en mi vida...lo enjuague con Vivere, Jaja!!

Engrase los timbos, y sobre una silla deje preparado la muda especial de ropa.

En el contenedor “semiestanco” del gomón aloje otro par de medias, guantes y pasamontañas.

Las botas, con el traje de agua completo, lo puse en el baúl del R12 ese mismo día.

No sea cosa que me olvide las botas, como la otra ves!

Unas tabletas de chocolate, un termo de café con leche hirviendo y otro con agua dulce.

Tres atados de cigarrillos, un calentador de alcohol y un farolito “de carro”.

La garrafa con el sol de noche y mechero lo descarte.

Van dos tulipas que rompo y es muy grande para el gomón.

Carpa, bolsa de dormir, mas la goma Eva para apoliyar blandito.

Agregue los binoculares y un librito sobre flora de la costa, recién comprado.

El resto del equipo lo tengo siempre armado.

Por las dudas, le cambie las pilas a la linterna y revise el resto.

El domingo de madrugada parto!!.

Paso la noche del domingo en el monte de Punta Blanca, y el lunes me vuelvo..., me dije.

Aramos, dijo el mosquito...

Pues ete aquí, que el sábado, al abrir la ventana que da a la vereda, veo que estaciona un taxi.

De el baja primero Ariel, amigo inseparable de Agustín, mi hijo menor, el que vive conmigo.

Y tras él, Agustín, con un enorme parche que le cubría la mandíbula, cojeando y con el jean de color coagulo...

Ariel tiene cara, vos y pose de conciliador.

Agustín cojeando me va junando desde atrás.

Al final pregunto: ¿Qué te paso?!!!

“Nada, me quisieron afanar la campera...”

No hace falta que me diga nada más.

Se resistió y lo cortaron.

Al rato me daré cuenta que la campera es de jean... y vale treinta pesos.

Antibióticos, analgésicos, antitetánica.

Escucharlo un rato largo, después cagarlo a pedos y bue´... la saco barata.

Doce puntos en la mandíbula y cinco en un muslo.

Esa noche la pasa con sus amigos en su pieza, mirando videos.

Vinieron todos, vinieron.

Gran joda gran, sábado hasta tarde.

El domingo al mediodía ya se puede levantar, y ve mi equipo preparado... y abandonado.

“Viejo, porque no vas el lunes..., vas y volvés, ¿no podes?”

Luego de encomendarlo a la madre, los hermanos y a los amigos, el lunes parto.

A las 11:30 horas estoy en la Marina del Sur.

El flaco del elevador me saluda contento.

Esta ves donde vas?, me pregunta con una risita en los labios...

A Punta Blanca, pero esta ves no me voy a cagar de frío, no te preocupes...

Me ayuda a armar el gomón, estoy seguro que le gustaría venir... en lugar de quedarse a laburar.

Al pasar por Monte Santiago doy el aviso.

Será el mismo operador de la otra ves, o todos los operadores son correntinos?

Paso por las piedras de la escollera y puff!!, no roce ninguna.

Ya en el río, constato que la corriente y el poco viento me son favorables.

Decido no orillar cerca de la playa y pongo rumbo derecho a Punta Blanca.

Planeo a media maquina.

No disfruto a fondo el río, pues me pregunto: ¿llegare, llegare temprano?

Allá a lo lejos va pasando la costa de mi querida isla Paulino.

La dejo atrás, y al llegar al desagüe de O.S. veo la bandada de gaviotas.

Gaviotas que comen pececitos, pececitos que comen... puajjjj!

Increíblemente, allí siempre veo pibes pescando...

Pienso en la ecología, la miseria..., no, mejor no pienso nada.

La famosa Punta se divisa entre la bruma.

La punta donde dicen que se hacia contrabando en avioneta.

Donde dicen que aun hay ciervos.

Pienso en el pronostico de Tony y le meto pata.

No le temo a la lluvia, le temo a las olas grandotas.

Pero esta ves no me impaciento, como cuando Quilmes.

Si se pone muy bravo, me gano al monte de la orilla y me armo la carpa.

Son las 02:00 hs. cuando llego al famoso limite.

Me siento un tarado buscando... ¿qué cosa,... una línea?

Me río solo de mi ocurrencia, ¿o la de Fulgencio?

Solo hay un enorme juncal.

En la playa islitas con juncos, en la costa juncos, por donde mire, juncos.

Busco con la vista la marcación de un barco hundido que esta en la carta, no veo nada.

Mas adentro, en el río, hay otra marca.

Miro con los binoculares, montados sobre el bichero clavado en el fondo de arena, y miro hacia el horizonte buscando.

Tampoco diviso nada.

Al arroyo que figura en la H116 no puedo entrar, el río esta muy bajo.

Sosegado, fondeo lo mas cerca de la costa posible, y me dispongo a almorzar.

Me como tres tabletas de chocolate con maní, y dos tazones de café con leche.

Al terminar, como siempre, me prendo un pucho.

Estoy chocho, llegue, tengo la panza llena... y es temprano.

Me paso un buen rato con la cabeza en blanco, solo los sentidos funcionan.

Me doy cuenta que escucho pájaros desde la costa, y estoy lejos.

Es que el viento ahora sopla tenue, muy tenue desde allí, o eso me parece.

No me di cuenta, y el cabo del ancla se corrió desde la proa a una banda.

Al quedar de través embarco agua y me empapo los pies.

Me cambio las medias y me pongo las botas.

Por las dudas, el pasamontañas como gorro.

Al rato bostezo... y pego la vuelta.

El río se calmo, parece casi un billar!

Pongo el motor al mango con rumbo al horizonte.

Le doy, le doy y le doy..., creo entender a los que andan en las motos de agua.

Bueno, ...mas o menos.

El Fulge desde adentro me dice: ¿y si te vas a Colonia?

Total, tenés el tanque casi lleno y el bidón también!!, me agrega.

Pienso en el pronostico de Tony.

Me acuerdo de “...vientos que rotan”, y pongo rumbo normal.

Al rato el viento arrecia un poco, siempre desde la costa.

Comienzan los salpicones por la amura de babor, ola tras ola.

Me pongo el auricular de la radio, que esta dual en el 71 y el 16,

Me bajo el pasamontañas y subo la caperuza de la campera ciñéndola con el piolín.

Me ajusto los broches de las mangas, acomodo un poco los bártulos y...

¡A disfrutar!!!

Con el Honda al mango voy saltando entre los salpicones.

Una ola y cierro el ojo izquierdo, otra y cierro el ojo izquierdo...

A veces pierdo la visión, pero con la tranquilidad de no toparme con grandes olas ni objetos a la deriva... me divierto como loco, como solo un pendejo puede hacerlo.

Embarco agua a lo pavote, prendo la bomba y así queda.

A veces tengo que corregir el rumbo, tengo que embocar la segunda farola de la escollera.

Como no la veo, me guío por la torre del faro abandonado.

Cuando logro divisarla, el juego comienza a acabarse.

Las olas del río ya no tienen forma, la escollera ya se acerca.

Los golpes contra el agua son mas que la diversión, y disminuyo la marcha.

Encuentro el pasadizo sobre las piedras que uso, y despacito, despacito llego al Río Santiago.

Doy aviso a Monte Santiago y le deseo al operador “que termine bien su día”.

No entiendo los que le desean que “termine bien la guardia”.

Solo importa el laburante?, ¿y el tipo como persona?

Antes de ir a la amarra, me meto en mi arroyo predilecto, bien, bien adentro.

Pongo el bidón de nafta a flotar en el agua y con el calentador de alcohol me hago unos mates.

A mi alrededor, luego de tomar confianza, se acerca un Biguá y algunas gallinetas.

Les saco unas fotos, como queriendo capturar el momento en papelitos.

Miro hacia el continente y veo que aclara, el Tony la pego, "aclarando hacia la tarde"...

Cuando llego al muelle, le dijo al flaco de la sonrisa: “con que poco se divierte uno...”

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Cuando llegué a casa, me encontré en la mesa del living un papelito.

“Viejo, me fui a dormir a lo de fulana, mañana nos vemos...”, decía.

Prendí el horno de la cocina y puse a secar los zapatos...

Que tengan un Buen Comienzo de Semana.

Salud