CHEQUEO DEL PALO

Por fin ya tenemos el palo en tierra, reposando sobre los caballetes. Ha llegado el momento de someter todo el material a un minucioso examen. Puede realizarlo usted mismo, pero no estaría de más que se pusiera en contacto con un técnico en la materia para que chequee todo el palo y la jarcia. No creemos que sea mucho pedir que cada diez años realice una completa revisión a toda la arboladura, cambiando todo aquello que sea necesario.

Veamos a continuación una lista de puntos que deben ser revisados a conciencia, para que sus futuros días de navegación sean seguros y, por tanto, agradables.

Perilla

Chequear los arraigos del estay, del baquestay y de los obenques. Revisaremos también las salidas de las drizas que no presenten roces o superficies cortantes. Las poleas y roldanas deben estar en buen estado, y deben girar libremente. Verifique los ejes de las poleas y los pasadores y seguros. Engrase para que giren alegremente. Las bases de las antenas y del equipo de viento, las luces, las conexiones y el cableado, todo debe ser sometido a examen.

Crucetas

Arraigo de las crucetas sobre el palo. Es normal que, debido a las inercias en los pantocazos, tomen holgura, así que cerciórese de que están correctamente. El perfil de la cruceta debe estar en buenas condiciones, pues si presentan alguna abolladura se pueden doblar con el esfuerzo. También observaremos los extremos de las crucetas, sobre todo que esté asegurado el paso de la jarcia por el extremo de la cruceta. Deberemos proteger bien esta zona para que no puedan rasgarse las velas con algún saliente indeseado. Recuerde que las crucetas tienen un pequeño movimiento en sentido vertical, para absorber bien los esfuerzos. También comprobaremos la alineación de las crucetas y el ángulo de éstas respecto al tubo. Especial atención merecen las corrosiones galvánicas. Si el aparejo es fraccionado, tendremos que revisar el violín, pues él sostiene toda la fuerza de la parte superior de la mayor.

Tubo

Supervisión de posibles abolladuras y corrosiones de la superficie. Exploraremos la guía o carrilera en busca de golpes y desperfectos, rebajándolos si existen con una lima fina. Limpiar y lubricar bien. Si el palo monta carrilera, revisaremos los carros que deslizan sobre ella. Chequeo de las luces instaladas sobre el palo, cambiando lo que sea oportuno. Especial estudio del arraigo del pinzote de la botavara, pues acostumbra a presentar corrosión galvánica. Revisión del anclaje del tangón o de la carrilera de tangón, según sea el caso. Examen a conciencia de los arraigos de los obenques intermedios y de las burdas, que acostumbran a ser en forma de “T”. Verificar las salidas de drizas hacia cubierta. Examinar todos los herrajes que soporta el tubo y posibles corrosiones. Observar la fatiga y estado de la coz, inspeccionando la posible aparición de pequeñas grietas. Limpiar y sanear toda la superficie.

Los arraigos y terminales de la jarcia sobre el palo serán objeto de un riguroso control, así como el paso de los obenques por el extremo de las crucetas.

Jarcia firme y de labor

Repaso del estay y del baquestay, tanto del cable como de sus terminales y arraigos. Verificar el estado del carril relingador de genoa, de la garganta y del guiador. Si llevamos enrollador, es muy importante poder explorar el estado del cable, sobre todo en la unión con el terminal. El estay forrado con una carrilera de aluminio puede presentar graves defectos de corrosión. Es necesario comprobar el estado del enrollador y de la pieza giratoria superior, pues tiene la mala costumbre de quedarse bloqueada o de arrastrar en su giro la driza por un montaje defectuoso. Reconoceremos también cada uno de los obenques, de los terminales y arraigos. Chequeo muy especial de los tensores. Recuerde que mientras el palo esté en tierra deberá proteger las roscas de los tensores forrándolos con algún trapo protector. Un golpe en las roscas puede dejarlo inservible. Inspeccionaremos las burdas, sobre todo los terminales y los arraigos en el palo.

Daremos especial atención a los puntos expuestos a más cargas y esfuerzos, y que pueden mostrar antes síntomas de fatiga.

 

No dudaremos en cambiar cualquier jarcia de cable que presente sargentos, es decir, alambres rotos de aquellos que se clavan en las manos. No es por las manos, sino por la posibilidad de que se acaben rompiendo.

Las jarcias de cable son continuas, es decir, recorren toda la longitud desde el tensor hasta su arraigo en el palo. Las jarcias de varilla son discontinuas, van por tramos de crucetas. Se definen los verticales y los diagonales, que se unen en los extremos de las crucetas mediante unas piezas denominadas cazoletas. Si éste es su caso, lo mejor es marcar toda la jarcia y desmontarla para comprobar el estado de las cazoletas y de los terminales de las varillas.

Si el aparejo es fraccionado, deberá verificar los diamantes, es decir, el trozo de jarcia que sustenta toda la parte superior del palo gracias al violín. Un buen pantocazo puede romper la parte superior del palo, en especial si se navega con rizos tomados.

Botavara y tangón

Otras tareas necesarias son: comprobar el pinzote de la botavara, tanto el eje como la fijación del herraje. Verificar el funcionamiento de mordazas. Chequear poleas, ejes y roldanas. Revisar el buen funcionamiento del pajarín y de los rizos. Control del herraje de la contra de mayor; recordemos que esta zona está sometida a grandes esfuerzos que fatigan la botavara. Examen de los terminales del tangón y de su fijación con el tubo. Revisar herrajes y uniones con amantillo y contra.

Los mejores tensores son abiertos y asegurados con pasadores. Los seguros a contrarrosca no son fiables, y los tensores cerrados no nos permiten saber la cantidad de rosca entrada, ni su estado.

Otras comprobaciones

Inspeccionar el cableado y en especial las conexiones eléctricas. Extraer las drizas y amantillos sustituyéndolas por guías. Repetir lo mismo con la cabullería de la botavara. Limpiar y sanear toda la cabullería. Examinar detenidamente toda la cabullería y sustituir los cabos obsoletos, fijándose en posibles señales que denoten fallos funcionales. Revisar todos aquellos accesorios y sistemas especiales que monte nuestro palo, tales como enrolladores de mayor, enrolladores de botavara, sistemas hidráulicos, reglajes del baquestay, etc:...