PRUEBAS DE CONSUMO

Existen aparatos capaces de medir con exactitud el consumo de un motor en cada momento o de efectuar promedios. Muchos automóviles los incorporan. Cuando no disponen de este accesorio se puede calcular el consumo de la siguiente forma: se llena el depósito y se pone a cero el cuentakilómetros parcial (o se anotan los kilómetros totales). Cuando se vuelve a llenar el depósito se comprueban los kilómetros recorridos y se realiza una simple división. Si, por ejemplo, se han recorrido 300 Km. con 27 litros, se han consumido 9 litros por cada 100 Km.

Con los modernos GPS o una buena corredera se puede actuar de forma parecida, pues acumulan las distancias recorridas, pero hay que tener en consideración el efecto de las corrientes a favor o en contra. Es como caminar por encima de una de esas cintas transportadoras que hay en los aeropuertos. Pongamos un ejemplo. Entre cabo Salou y la desembocadura del río Llobregat hay 47,5 millas. El GPS nos dirá siempre que la distancia entre estos dos puntos es de 47,5 millas, sin tener en cuenta la corriente a favor o en contra del barco. Por el contrario una corredera nos dirá que la distancia es mayor sí navegamos contra la corriente, o menor, si surcamos las aguas con la corriente a favor.

El cálculo por tiempo navegado es mucho más real: si con 27 litros se ha navegado dos horas a una velocidad fija, el consumo es de 13,5 litros / hora a esa velocidad.

Sin embargo, hay que tener en cuenta una precaución. Los motores marinos están mucho tiempo en marcha, a un régimen muy bajo, por ejemplo, con el barco parado o durante las maniobras. Esto puede inducir a pensar al patrón que el consumo por horas es menor y causarle la desagradable sorpresa de quedarse sin combustible en mitad de una singladura.