Fuente: Revista YATE  1999 Nº 396

 

A menudo se piensa que la navegación a motor no requiere atenciones especiales, pero lo cierto es que una singladura cómoda pasa, necesariamente, por el trímado adecuado de la embarcación, en función de¡ estado de la mar y de la carga.

Por:  Miquel Mallafré

El asentamiento de una embarcación propulsada a motor puede variar sin que haya fuerzas exteriores, como pueden ser el viento o el oleaje, que la afecten; basta mover la carga o propulsar el barco a distintas velocidades para comprobarlo.

Cuando la obra viva avanza, desplaza el agua hacia popa para llenar el espacio que ha dejado el barco, generando una ola que limita la velocidad del propio barco. Este efecto es muy notable en las carenas de desplazamiento y su influencia es inversamente proporcional a la eslora, es decir, la velocidad de un barco de desplazamiento aumenta conforme aumenta la eslora, puesto que la relación existente entre el tamaño de la ola generada por el avance del barco y el propio barco es mayor en un barco pequeño que en uno grande. Por esta razón, un yate de desplazamiento de unos ocho o nueve metros, rara vez superará los diez nudos, mientras que un buque de línea o de guerra puede superar los 30 nudos.

Si se pretende extraer más velocidad en un yate de desplazamiento instalando mucha potencia, la resistencia del agua es tan grande que el barco tenderá a levantar la proa. Este efecto se produce también en menor grado en los barcos de planeo o semidesplazamiento, lo que lleva a utilizar elementos de gobierno como son los flaps o el power-trim, que tienden a equilibrar la posición en navegación.

Los astilleros importantes realizan pruebas de distribución de pesos -motores, depósitos de agua y combustible, etc.- antes de lanzar nuevos modelos al mercado.

El asentamiento del barco cambia también como consecuencia de la distribución de los pesos (fijos) o cargas (móviles). Basta comprobar la amplia gama de versiones que algunos astilleros ofrecen de un mismo modelo, propulsable con fueraborda o transmisión Z-Drive, con uno o dos motores, con una amplia gama de potencias o incluso con versiones diesel o gasolina. Con todo este abanico de posibilidades, en cuanto a ubicación y valor de los pesos, es lógico que una misma carena no pueda comportarse del mismo modo, incluso en condiciones idénticas de navegación, y por eso serán de gran ayuda los trims y los flaps. Siguiendo el mismo razonamiento, es lógico que un modelo determinado se presente sin flaps si se ofrece con una motorización única o con una gama de potencia tan reducida que no presente problemas de adaptación, pues el diseño ha sido estudiado a fondo. No obstante, son muy escasos los barcos que no precisan flaps o que no mejorarían su comportamiento si los utilizasen.

El asentamiento puede corregirse de cinco modos: variando la velocidad, moviendo la carga, cambiando el ángulo de ataque de la hélice a mano o mediante un dispositivo electrohidráulico, o actuando sobre los flaps.