8. EL ANCLA FLOTANTE POR PROA

Todavía son muchos los textos que sugieren el uso del ancla flotante por popa en caso de correr el temporal. Ya hace bastantes años que Moitessier publicó su libro "Cabo de Hornos a la vela", donde nos convenció de que no hay que frenar las planeadas del velero, manteniendo así una velocidad que nos permitirá maniobrar cómodamente las rompientes que vengan por popa. Dicha teoría parece demostrado que fue aplicada anteriormente por Vito Dumas cuando circunnavegó el globo en solitario por primera vez en el sentido oeste-este. Los últimos veleros que habían hecho algo parecido eran los clippers, de gran eslora y desplazamiento, sin quilla en forma de orza.

Los cascos ligeros y de fondos planos de los veleros actuales se han demostrado muy gobernables navegando en popa incluso en las peores condiciones, sobre todo si izan algo de trapo en proa, por lo que el ancla flotante pasa a ser necesaria sólo cuando se esté capeando el temporal, para aguantarse proa al viento. Otra cosa es el caso del Enza, de Peter Blake, que lanzó cabos por popa cuando acababa su vuelta al mundo, en la cual batía el récord, al encontrarse con un violentísimo temporal en el Atlántico Norte. Pero no hemos de olvidar que era un catamarán, y que las especiales características de estos barcos sí que hacen que un exceso de velocidad o planeada pueda provocar una pinchada de flotador y un vuelco.