LA HÉLICE

Una operación fundamental en todos los motores, a menudo olvidada, es desmontar la hélice. Existen dos razones para hacerlo. La primera es que nos evitaremos accidentes durante la manipulación del motor. La segunda es aún más importante, pues en caso de no desmontarla puede aparecer óxido en el bulbo de la hélice y en el eje de la transmisión, óxido que llegará a unir ambas piezas de forma monolítica, de manera que después la única forma de quitar la hélice será cortándola. Aprovechando que quitamos la hélice engrasaremos el eje de la transmisión y el orificio o núcleo de la hélice.