APAREJOS FRACCIONADOS

Fue el arquitecto naval Starling Burguess, diseñador del Copa América Enterprise en 1930, el que introdujo este tipo de aparejos que han llegado hasta nuestros días. Sus ventajas son varias. Disponen de una sección menor, por lo que la vela mayor recibe un viento más limpio. Gracias a su flexibilidad y posibilidades de reglaje, se pueden adaptar a la mayor en distintas condiciones de viento. Además, al llevar genoas de menor tamaño, se reduce la compresión en el palo y el derrame del genoa en la mayor, por lo que ésta se puede aguantar con más viento al tener la posibilidad de trimarla a sotavento. Otra gran ventaja radica en la dimensión de las velas de proa. Su menor tamaño facilita las maniobras de la tripulación en proa y reduce el momento del cabeceo, además de izar spis menores que se aguantan mejor en traveses cerrados. La mayor cobra protagonismo debido al incremento de superficie y a la adaptabilidad del palo a la vela.

Fraccionado con una cruceta retrasada y ausencia de burdas. Un aparejo común en los monotipos de pequeña eslora.

Los aparejos fraccionados tienen más crucetas y necesitan de burdas altas para controlar la tensión del estay, y burdas bajas para dominar la parte baja del palo, aunque actualmente en pequeñas unidades se sustituyan las burdas usando crucetas retrasadas.

Todo un nuevo mundo se abre gracias al rendimiento del tramo superior del palo, desde la encapilladura del estay hasta la perilla. Para sujetar ese tramo se usan los violines, que no sólo impiden la caída a sotavento sino que permiten cazar la mayor sin que la perilla se desplace a popa por la tensión generada en la baluma. De todas formas, si el viento arrecia, la perilla cae ligeramente a sotavento descargando el tercio superior de la mayor y disminuyendo la escora.

Este tipo de aparejos es delicado, y necesita de una tripulación experta para sacarle todo su rendimiento y, sobre todo, para no partir el palo. Normalmente usan obenques de varilla y los obenques intermedios evolucionan a tramos de varilla que van desde la cazoleta del extremo de la cruceta hasta la base de una cruceta superior. Con este tipo de geometría, la sujeción de la parte central del palo no depende de obenques intermedios que arraigan en cubierta, sino que directamente dependen de la tensión que se imprima a los verticales. Así es fácil entender que los verticales trabajen a una alta tensión, lo que exige que la base del palo descanse sobre distintas pletinas de aluminio que se introducen entre la coz y la carlinga mediante unos gatos hidráulicos, pues los verticales no pueden trimarse en plena navegación.

La base del palo se atraviesa con una pequeña vigueta. Bajo esa viga se instalan dos gatos hidráulicos que levantan el palo. Una vez en la tensión justa, colocamos en su base varias pletinas de aluminio de distintos grosores. Cuando descarguemos el hidráulico, la coz se apoyará y mantendrá la tensión deseada. Así pues, los tensores se gradúan en puerto con el palo bajado y luego se da la tensión. Los primeros diagonales también se regulan con el palo bajado, llevándose entre un 20% y un 30% de la tensión total de la jarcia. Nunca se navega con el palo apoyado sobre los gatos hidráulicos. Los demás diagonales y los violines se regulan navegando desde el tensor correspondiente en cada cazoleta hasta enderezar todo el palo, lo que implica izar a un tripulante hasta la cruceta.