TOPE DE PALO CON UNA CRUCETA             

Es el aparejo más sencillo. Empezaremos el trabajo en el puerto. Una vez pinchado el palo, lo centraremos actuando sobre los tensores de los obenques altos. Es un trabajo sencillo si se realiza entre dos, pues las vueltas a los tensores se darán en ambos costados a la vez. Empezamos presentando los tensores a mano. Luego, con las herramientas necesarias, daremos tensión a ambos costados hasta que el esfuerzo pueda hacer peligrar las roscas, es decir, sin pasarse. Será conveniente que engrasemos las roscas con lubricantes de partículas de cobre para facilitar el giro y no gripar los tensores.

Una vez comprobado que el palo está centrado y que sube recto, pasaremos al trimado de los obenques bajos. Si observamos que sólo con tensión de altos el palo no sube recto es señal de excesiva tensión en los altos, que se manifiesta en compresión. Con los bajos operamos de la misma manera. Primero, presentados a mano, y luego vamos dando simultáneamente vueltas manteniendo el carril de la mayor recto. Como ya hemos anticipado, si el aparejo dispone de obenquillos proeles y popeles dejaremos más tensos los de proa que los de popa, eso sí, manteniendo el palo vertical. Si monta baby, llevaremos la tensión hasta el punto que empiece a perder la verticalidad, pero manteniéndola.

En ocasiones podemos encontrarnos con unidades dotadas de aparejos resultantes de grandes ejercicios imaginativos por parte de los "riggers"(diseñadores de jarcias y aparejos).

En un segundo paso, tendremos que salir al mar. Un día de poca ola y fuerza 3-4 es lo ideal, es decir, por la mañana, antes de que aparezca la ola. Izaremos mayor y comprobaremos el carril. Si todo va bien, que será lo normal, izaremos genoa. Poco a poco pondremos el barco a ceñir, supervisando siempre la forma del palo, es decir, manteniendo un observador casi continuo en el palo. A partir de ese momento empezaremos a trimar. Nos fijaremos bien en los defectos que observemos y haremos un borde para observar el otro costado. Iremos anotando las correcciones que llevaremos a cabo siempre en la jarcia de sotavento, pues sin tensión es fácil de trabajar. Media vuelta aquí. Borde. Media vuelta allá.

Se pueden dar varios casos. Si la perilla cae a sotavento, falta tensión en altos. Si la panza cae a sotavento, faltan bajos. Si la perilla sobreventea, sobran altos. Y si la panza sobreventea, sobran bajos. Los cambios serán de media vuelta o máximo de una entera, pero no más, pues cambia mucho toda la geometría.

Normalmente, con unos cuantos bordes llegaremos a conseguir el trimado correcto, pero aún nos faltará comprobar el centrado del palo una vez regresemos a puerto, pues a veces puede estar vertical pero no centrado. Por esta razón es conveniente no dar de golpe dos o tres vueltas a los altos, pues quizás descentremos el aparejo.

La lógica y la razón serán la guía de todas las operaciones, y si no hay manera de ajustarlo y las tensiones de jarcia son altas, lo mejor es volver a empezar de nuevo largando toda la jarcia. El mejor trimado es el que se obtiene sin excesivas tensiones, porque si no de partida ya estamos imprimiendo al palo una compresión que no se merece. Y la mejor prueba es observar que en ceñida la jarcia de sotavento se mece con el vaivén de las olas. Por esta razón es muy importante asegurar los tensores de la jarcia con pasadores, pues pueden acabar girando libremente y venirse el palo abajo al dar un borde. Si navegamos muchas horas amurados a una banda, es conveniente observar la jarcia de sota antes de virar.